miércoles, 16 de abril de 2014



Sábado 16 de Octubre de 2004


 Llovía a mares en Roncesvalles y se acercaba nuestra primera etapa y seguro que sobre mojado. La etapa Roncesvalles-Zubiri comprendía un recorrido de 22.14 Km. No estaba mal como principio del Camino y más para alguien como yo. que no estaba acostumbrado a caminar tanto, de hecho siempre me había parecido aburrido., aunque esto era distinto, tenía la oportunidad de iniciar una aventura, un comienzo por terreno santo pero con un final incierto. La verdad es que e ese momento no me planteaba llegar hasta Santiago, tan sólo quería llegar hasta Santiago, únicamente me planteaba recomponerme tras la pérdida de mi padre y mi ruptura sentimental pero sobre todo , encontrarme a mí mismo. Sólo quería andar, llorar, pensar y cerrar mis heridas.

Cada tramo andado era para mí un descubrimiento. El paisaje que se abría ante mis ojos era totalmente distinto al que estaba acostumbrado, no era el paisaje que acostumbraba a ver en mi Sur, en mi Cádiz. Pasé de ver el mar y terreno llano a un paisaje repleto de colorido, de naturaleza, de colores ocres y vegetación propia del Norte español en otoño.

El camino que pisaba era irregular, formado por guijarros y barro. A medida que avanzaba se abría ante mí un inmenso bosque compuesto por hayas y pinos negros además de grandes extensiones de verdes pastos que formaban un gran prado dónde pacían vacas y ovejas. Era estar en el paraiso, sólo escuchaba el canto de los pájaros y olía a naturaleza, me gustaba mucho estar en ese lugar.

De repente oí la voz de Helena que me pedía que me adelantara y acelerara el paso ya que ella se iba a quedar atrás por culpa de unas ampollas en el pie derecho que le impedí andar a mi ritmo.
Aproveché la soledad de la que disfrutaba al separarme de Helena para conversar con Dios y con mi padre. 
Todo lo que quería era entregar a Dios mi vida, que la arreglara , que hiciera con mi vida su historia y que me ayudara a vencer las dificultades del Camino. Deseaba que me poseyera del suficiente disercimiento para poder hacer las cosas bien y tomar las decisiones correctas.

Más tarde recordé a mi padre, lo llamé , grité su nombre y le dije cuánto lo amaba. ¿Por qué te fuistes así? ¿Por qué te fuistes tan pronto?. No sabes cuánto me habría gustado poderte contar lo bonito que es el Norte de España, tú que siempre soñastes con venir algún día por estas tierras, pero que nunca, desgraciadamente llegaráas  a conocer.. Papá te quiero tanto..... Las lágrimas comenzaban a brotar por mis mejillas pero traté de resistir la emoción y proseguí con fuerza el Camino por el hermoso entorno que me ofrecía la etapa.

La noche anterior , llamé a mi hijo Javier por telefóno, pero su madre no quiso ponerme con él ( no está en casa) fué su respuesta.No necesito que nadie pague la pensión de tu hijo y menos esa mujer( refiriendose a mi amiga y vecina Montse), según ella , Montse era mi novia y yo estaba haciendo el Camino para darme cuenta de cuanto la queria ( nada más lejos de la realidad).
De repente me sentí un imbecil, soy padre pero no me dejan disfrutar de mi hijo. ¿Por qué tanto daño? Sólo quiero lo mejor para Javier.

En este punto conviene destacar que justo antes de partir a mi viaje, dejé resuelto el ingreso mensual que tenía asignado para Javier como pensión alimenticia.

A día de hoy , año 2014, sigo padeciendo la tiranía y el secuestro emocional de una mujer que nunca aceptó una ruptura sentimental y cuyo mayor placer era hacerme daño con lo que más amaba, mi propio hijo.
!Buen Camino!, me dijo una pareja de franceses con los que me crucé . En ese momento desperté de mis pensamientos y volví a tomar conciencia de la realidad, debía de dar gracias por estar en un lugar tan sagrado y mágico y de poder ver tanta belleza a mi alrededor.

Observé que durante esta época del año , era el mes de Octubre, el Camino estaba bastante sólo, había pocos peregrinos a pesar de ser año Xacobeo ( año santo). La mayoría de personas solían hacer el Camino en verano aprovechando el buen tiempo y huyendo del frio y lluvias del otoño e invierno.

La etapa transcurría con ascensos y descensos, pocas rectas , lo que hacía que mis piernas sufrieran más de lo que desearía.
Entre la vegetación, asomaba un monolito con la imagen de la Virgen de Roncesvalles ante la que me detuve, descargué mi mochila, me arrodillé e hice una oración.

Dios te salve María
llena eres de gracia
el señor es contigo.....

Trás orar, cargué mi mochila y proseguí mi Camino. Divisé a unos metros una piedra alargada que indicaba los pasos de Carlo Magno y el monolito dedicado a un peregrino japonés , fallecido a la edad de 65 años que falleció haciendo el Camino de Santiago.

Por fín , aproximadamente a las tres de la tarde llegamos a un albergue en la ciudad de Zubiri.
Helena sacó a relucir su carácter navarro y logró darme alcance llegando al pueblo navarro. El albergue se llamaba Zaldilko y lo regentaba una jóven madrileña llamada María Eugenia.
El albergue era pequeño pero muy coqueto. Constaba de dos habitaciones con seis literas en cada una de ellas, conté dos duchas, un aseo, lavadora, secadora, máquina de café e internet.

En el albergue coincidi con Iñigo, un chico de San Sebastián y que más tarde almorazaría con nosotros. En la mesa coincidimos con dos chicas jóvenes , una brasileña y otra estadounidense.

Trás la comida me tumbé en la litera y tomé mi cuaderno de notas, quería escribir lo que había visto , la belleza del paisaje, mis sentimientos..... ¿Que estás haciendo? me preguntó Juán ( peregrino de Antequera). 
¿Escribes tus memorias?. No , le contesté, estoy escribiendo un libro que quiero dedicar a mi padre.
¿Como lo piensas titular? preguntó con curiosidad el antequerano. En realidad, le dije, no me gusta ponerle nombre a  la criatura antes de nacer, le contesté sonriendo, pero te diré como me gustaría titularlo. Se llamará "Diario de Ruta de un Peregrino".

Bueno , me gusta el título, suena bien , me dijo mientras salía de la habitación, se giró y me dijo mirandome a los ojos. Si algún día lo publicas , me encantaría compralo.
(CONTINUARA)