lunes, 23 de junio de 2014

                                          MARTES 19 DE OCTUBRE



La noche la pasamos en el albegue de los Padres Corregidores en Puente de la Reina (Navarra)
localidad que se convierte en un , "cruce de caminos", villa medieval en la que se funden las dos vías principales del Camino de Santiago, es una de los enclaves de mayor sentido compostelano situados en Navarra y que se encuentra situada a 24 Km de Pamplona.
El continuo trasiego de peregrinos, las conchas y báculos forman parte del paisaje urbano de esta villa, magnífico ejemplo de "pueblo-calle".


Pero, sin duda, el puente románico sobre el río Arga será lo que más le sorprenderá. Es uno de los ejemplos románicos más hermosos y señoriales de la ruta jacobea y el que da nombre a esta villa, de apenas 2.500 habitantes. 

Volviendo al Diario y como decía al principio. la noche la pasamos en el albergue de los Padres Corregidores en Puente de la Reina.
Caí rendido literalemente rendido a la litera de arriba de una de las camas del Albergue, que se encontraba totalmente atestado de peregrinos de distintas nacionalidades. Era curioso como en la noche y una vez nos venciera el sueño , todos roncaríamos en el mismo y molesto idioma.
Mientras me vencía el sueño, recordé uno de los milagros de los que se relatan en el Camino de Santiago, concretamente el acontecido en el pueblo en el que dormía esa noche. Cuenta la leyenda  que en el puente de los peregrinos, aquel que fue mandado edificar por la reina doña Mayor, esposa de Sancho III el Mayor de Navarra, en un lugar de difícil acceso, había una imagen de la Virgen. En las fechas en que se celebraba algo importante par la propia ciudad o para el resto de Navarra llegaba un pajarillo que mojaba sus alitas en el río y con ellas lavaba la imagen y luego con el pico quitaba la restante porquería.
Imaginaba la escena y eso me hizo sonreir hasta que me sorprendió la sinfonía de ronquidos pugnando por ser quien era el más ruidoso y molesto. Maldecí en ese momento el no haber llevado conmigo tapones para los oidos, eso me habría evitado las molestias.
Con lo que no contaba es que mis ronquidos eran los más sonoros del albergue y los mas molestos. Caí en la cuenta cuando sentí un baston atravesar mi colchón desde la litera de abajo que hizo que diera un brinco que casi me hace chocar con el techo de la habitación.
Debajo de mi cama dormía un alemán que de muy malos modos me gritó, No ronques!!.
Estuve a punto de levantarme y responderle en otro idioma muy distinto al que él hablaba pero decidí calmarme y el destino quiso que las cuentas pendientes de esa noche, se resolvieran al día siguiente durante la etapa.
Fué una noche horrible, no conseguí dormir porque sabía que si lo hacía despertaría de nuevo al ogro de abajo y seguro que me despertaría de malos modos.
Finalmente el sueño me venció y perdí la consciencia.
(CONTINUARA)